Buscador
viernes, 30 de septiembre de 2011
El crucero americano (parte VI, Villefranche-sur-Mer, Mónaco, Niza)
Llegamos al último puerto de nuestro crucero a bordo del Norwegian Jewel de la compañía NCL: Villefranche-sur-Mer. Hemos dejado atrás los territorios italianos y ahora nos encontramos en Francia.
Muchos cruceros atracan en esta ciudad porque desde aquí, que además es un lugar precioso, podemos ir fácilmente en autobús o tren a Mónaco y Niza.
Hablemos primero de Villefrance-sur-Mer. Es una ciudad con mucho encanto situada en la Costa Azul. Indispensable ver la iglesia de San Miguel, que está en pleno centro de la ciudad. No podemos dejar de dar un paseo por la Calle Oscura (la rue obscure), que es la calle más antigua de la ciudad, y allí se daba cobijo a los habitantes en los posibles ataques, los capitanes de los barcos podían hacer reparaciones, y además, allí alojaban el vino para abastecer la ciudad. Sobre sus laderas, se comenzó a construir el resto de la ciudad. Villefranche-sur-Mer no es muy antigua, pues se construyó sobre suelo virgen allá por el siglo XIII. La visita al puerto es obligatoria, pero como nosotros llegamos en barco... nos pillaba de paso.
En tren se llega cómodamente y por un módico precio a Niza o a Mónaco. Aunque nosotros teníamos contratada una excursión desde el barco que nos llevaba a ambos lugares (errores de cruceristas inexpertos).
Primero fuimos a Niza, corazón de la Riviera francesa. Se encuentra entre Cannes (muy conocido por su festival de cine) y Montecarlo. Niza es una ciudad turística para bolsillos muy llenos, pero se pueden hacer un montón de cosas por allí sin vaciar la cartera. Hay varios museos interesantes, como el museo Matisse, o el museo de Bellas Artes de Jules Chéret. Caminar por el barrio viejo es todo una delicia, y en el paseo de los ingleses se encuentran joyas como el hotel Negresco, donde pasar una única noche nos costará más de 300€; como dije, Niza es un lugar turístico para adinerados.
Al este de Villefranche-sur-Mer encontramos Mónaco. El principado de Mónaco es el segundo país más pequeño del mundo, tras el Vaticano. Pero al igual que en Vaticano, es muy difícil vivir ahí (una broma sencilla). Cuando uno piensa en Mónaco lo primero que piensa en la fórmula 1 y en los casinos. Y no nos equivocamos. Aunque Mónaco también tiene otras cosas.
La zona de Montecarlo es la que alberga el famoso Casino de Montecarlo, también en ese distrito se disputa el Masters de Montecarlo, allí se corre el Rally de Montecarlo y parte del circuito del Gran Premio de Mónaco pasa por sus calles. Se puede decir que es la parte más famosa y chic de la ciudad.
En Monaco-Vile podemos ver la majestuosa catedral de Mónaco (Cathédrale Notre-Dame-Immaculée) y ya que estamos cerquita, visitar el museo oceanográfico de Mónaco que está muy cerquita.
Disfrutar por sus inmensos paseos marítimos bajo un clima agradable, tomar un café en una de sus miles terrazas (preparad la cartera) y disfrutar de un lugar que, si los ricos tienen como lugar de vacaciones, será por algo. Eso sí, da un poco de cosa coger el autobús, que nos lleva de vuelta a Villefranche-sur-Mer, para volver al barco después de ver tantísimos coches de lujo por sus calles. Hay tantos cochazos que parece que los regalan con los paquetes de magdalenas. Pero no, os lo digo por experiencia.
En fin, y nunca mejor dicho, el siguiente puerto es Barcelona, por lo que nos espera un día para reponer fuerzas en el barco. Espero que hayan disfrutado de este viaje y nos vemos la próxima vez que haga las maletas para guiriguear.
Etiquetas:
casino Mónaco,
crucero,
guirigueando,
Mónaco,
Niza,
viajar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario