Buscador

martes, 13 de septiembre de 2011

El crucero americano (parte II, navegación y Mesina)

La torre del reloj. Mesina, Sicilia. Italia. El crucero americano.
En el día de navegación visitamos todos los bares del barco. Primero, sacamos un paquete de bebidas no alcohólicas, para no pagar cada refresco. Así, nos tomamos una Coca-cola en el Spinnaker, vimos el gimnasio (sólo por curiosidad, no me apetecía hacer bicicleta en mis vacaciones), fuimos al teatro, visitamos las tiendas, nos bañamos en el jacuzzi y las piscinas, visitamos la biblioteca y la sala de juegos de mesa, dimos una vuelta por la zona de videojuegos y nos asustamos con los precios de la zona de cibercafé.

Después de un cafelito en el Java Café y otro refresco en el Sky High Bar, nos fuimos a cenar. Ha sido un día duro, hay que acostarse temprano, aunque primero habrá que ver la discoteca, ¿no?.

Ahora sí, tras la disco y el bar del karaoke donde te ríes un montón, al camarote que hay que dormir un poco. El verdadero viaje comienza en el primer puerto y hay que tener energías para patearse todas las ciudades.

Después del día de navegación en el que hemos disfrutado del Norwegian Jewel al máximo, nos vamos de viaje a Mesina, en Sicilia.

Sicilia es la isla que parece que va a golpear la bota de Italia, y Mesina es el punto exacto donde se recibiría el impacto.

Es cierto que la bota de Italia no la ha golpeado de verdad, pero sí que numerosas desgracias han caído sobre esta ciudad.

Se cree que por su puerto entró la peste negra en Europa, ha sufrido guerras (incluyendo bombardeos en la Segunda Guerra Mundial), terremotos y tsunamis. Por lo que Mesina se ha reconstruido en numerosas ocasiones.

Es una ciudad diferente.

Se ha hablado mucho de la construcción de un puente entre Mesina y la península, pero nunca se ha llevado a cabo. Eso me recuerda a la canción de Los Mismos "será maravilloso, viajar hasta Mallorca. Sin necesidad de tomar el barco o el avión...".

La impresión que da es esa: una ciudad devastada en numerosas ocasiones, con una gran dejadez si la comparamos con otras ciudades italianas.


No tuvimos mucho tiempo para visitarla, aunque la catedral es visita obligada. Queda bien poco de la original del siglo XII. Pero la torre del reloj merece un vistazo. Son cuatro relojes, uno en cada cara de la torre. Unos marcan el calendario, otros la hora.

Y hablando de hora... nuestro crucero está a punto de marcharse, así que nos dirigimos andandito al puerto. Por cierto, de este mismo puerto partió nuestro ilustre Miguel de Cervantes Saavedra para la batalla de Lepanto.

Así que nos vamos para el puerto pero no para ir a la guerra, sino para disfrutar del fantástico crucero a bordo de Norwegian Jewel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario