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sábado, 10 de septiembre de 2011
El crucero americano (parte I)
Mi primer gran viaje fue un crucero. Ya había estado antes en países como Italia y Francia, pero como volví a visitarlos con mayor profundidad, ya hablaré de ellos en su debido momento.
Como decía, mi primer gran viaje fue un crucero en el 2006. El nombre del barco es "Norwegian Jewel" de la compañía NCL, empresa de las Bahamas.
El barco en sí es una pasada. 16 restaurantes, 13 bares (uno de ellos con karaoke y varios con música en vivo), piscinas, gimnasio, teatro, tiendas, casino, etc.
Hay comida las 24 horas del día. Puedes ir al buffete, o ir a la zona de pizzería, también puedes pasar por el restaurante asiático o irte de tapas. Algunos restaurantes tienen un pequeño suplemento. Pero se puede comer genial sin gastar un sólo euro de más.
Cuando yo fui había un ticket especial para las bebidas no alcohólicas que costaba unos 50€ si no recuerdo mal, y valía durante toda la estancia. Por si no lo sabeis, lo caro de un crucero no es el viaje en sí, sino las bebidas y las excursiones.
El interior del barco se divide según la cubierta, a mayor altura, camarotes más lujosos y caros. La tripulación se aloja en las primeras cubiertas, donde los turistas no pueden acceder.
Mi camarote era un interior (sin ventana). Son pequeñitos, como en todos los barcos. Pero cumplen con todas las funciones. La cama, el baño y la televisión. Mejoré mi inglés bastante esa semana gracias a la BBC.
Antes de ir a un crucero hay cositas que se deben saber. Lo primero: Biodramina. Si eres de los que se marean en los viajes no olvides echarla a la maleta (o al bolso para tenerla a mano), las hay en pastillas y chicles. Y si eres de los que no se marean... echa una cajita por si las moscas. Es una sensación extraña notar que no pisas en tierra firme y los días de marejada, pueden ser bastantes molestos.
En segundo lugar: la ropa. Calzado cómodo, para poder patear en las ciudades. El bikini o bañador, para la piscina y los jacuzzis. Ropa blanca por si hay una "white party" donde todos se visten de blanco. Una rebeca o chaqueta (al menos) porque en alta mar hace bastante brisilla fresca. Vestido o traje de chaqueta, para la cena (o cenas) de gala donde todo el mundo se pone guapo para la ocasión. Y, dos tipos de pijama, uno de verano y otro de entretiempo. Que aunque sea julio o agosto... puede que tengas que usarlos.
En aquel viaje nos pusimos todos un poco regulares, porque tenían el aire acondicionado bastante alto (por ser moderada). Después de que todos nos quejásemos durante días, subieron la temperatura del interior, aunque para algunos fue demasiado tarde y tuvieron que soportar el catarro o la fiebre.
Mi marido (novio por aquel entonces) fue uno de ellos. Recuerdo que el médico del barco nos cobró un dineral (unos 60€) por la consulta y cinco Ibuprofenos. Así que ya sabeis, un pequeño botiquín es indispensable cuando se viaja.
La zona de las piscinas siempre está llena. Niños que corren, gente bebiendo en las tumbonas, niños que gritan, madres que gritan a sus hijos... y no hay mucha paz que digamos. Si quieres fiesta, genial. Si quieres estar más tranquilito, arriba hay una zona de hamacas con una ducha, por lo que puedes llevarte allí tu bebida y estar al solecito refrescándote un rato en calma.
Si no hablas nada de inglés es un crucero que se puede hacer complicado. Hay pocos camareros que hablan el idioma en el barco. Los filipinos suelen hablar español.
Lo mejor: desayunar viendo el mar. Lo peor: la comida. Digamos que los americanos no son los mejores chefs del mundo. Si sois de paladar fino, es mejor coger un barco español o italiano. Y no os preocupéis por los kilos de más. En un crucero, si procuras verlo todo, volverás con un sobresaliente en la operación bikini.
Con este barco salimos desde el puerto de Barcelona. Este era el itinerario: Barcelona, España. -Navegación. - Mesina (Sicilia, Italia) -Nápoles (Nápoles, Pompeya), Italia. - Civitavecchia (Roma), Italia. - Livorno (Florencia / Pisa), Italia. - Villefranche (Niza, Mónaco), - Barcelona, España.
Está bien que el día de navegación (siempre suele haber uno) sea al principio, porque así vas conociendo el barco y consigues que encontrar tu camarote o el bar que te gusta no se convierta en una odisea.
Ya que sabemos el recorrido, soltamos las maletas y vamos al simulacro de emergencia (sí, hay que ponerse los chalecos salvavidas y escuchar toda la historia).
¿Todo listo? Pues zarpamos.
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