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jueves, 15 de diciembre de 2011

Otro crucero por el Mediterráneo (parte V, Malta)

La Valetta, Malta.


Hoy es viernes, y el barco atraca en Malta. La República de Malta es un archipiélago que se encuentra al sur de la isla italiana de Sicilia. Sus idiomas oficiales son el maltés y el inglés; aunque su inglés no se asemeja mucho al estándar.

La entrada a Malta por mar es realmente espectacular, viendo toda la ciudad amurallada, por lo que es aconsejable estar despiertos cuando el barco llega a tierra, en nuestro caso a las 10 de la mañana. El Grand Mistral zarpará hacia Túnez a las 7 de la tarde, por lo que tenemos todo el día para disfrutar de este país insular.

El barco atraca directamente en el puerto de la Valeta, la capital del país, y después del precio de las excursiones anteriores (Florencia sin almuerzo: 77€, Pompeya y Volcán Vesubio: 79€) no estábamos dispuestos a gastar más euros en una ciudad que podíamos conocer a pie. Las excursiones que ofrecían eran de medio día y costaban unos 39€ (también otra en jeep por 60€), pero echándoles un vistazo, no nos merecía tanto la pena pues recomendaban reservar dos para el mismo día. 39 + 39 = 78€. Estaba claro, conoceríamos Malta a nuestro aire y contrataríamos algo para Túnez.

En Malta se pueden visitar bastantes museos interesantes, como el Museo de Historia Nacional, el Museo Etnográfico, el Museo de la Marina o las cavernas de Ghar Dalam. Pero todos ellos se encuentran lejos de la Valeta, por lo que nos limitaremos a los que podemos visitar como el Museo Nacional Arqueológico, el Museo de la Guerra, y el Museo Palacio del Gran Maestre de Malta.

En el Museo Arqueológico Nacional encontraremos vasijas y esculturas de diversas épocas (resaltando la prehistórica), destaca la escultura de la Dama Durmiente.

En el Museo de la Guerra, podemos ver armamento y aviones de la segunda guerra mundial, imágenes de la población en esas malas fechas y la famosa Cruz de San Jorge, que le otorgaron a los malteses por su valor en la guerra. Está ubicado en el Fuerte de San Elmo, hoy reconstruido tras los bombardeos que sufrió.

El Museo Palacio del Gran Maestre de Malta es la sede del parlamento, pero tiene abierta una exposición armamentística que vale la pena visitar. Allí se encuentran las armas de los famosos "caballeros de la orden de Malta" con sus diferentes armas dependiendo de su país de origen (los caballeros de la orden de  Malta provienen de diferentes países). No hay que confundirlas con las armas que les robaron a sus enemigos, que también se exponen en dicho museo.

Dejando a un lado los museos no puedo dejarme atrás un comentario sobre las iglesias, pues me resultó de lo más chocante. En las fachadas de las iglesias, en todas y cada una de las iglesias, ponen bombillas enmarcando el pórtico de entrada. Pero bombillas de las de siempre, las del filamento metálico. Queda un poco raro, un edificio con porte rodeado de bombillas como una feria, porque no son una ni dos, sino montones en cada iglesia. Es raro.

Otra cosa que ver en Malta es la concatedral de San Juan. construida por la orden de los caballeros de Malta allá por el año 1573. La entrada tiene un precio de 6€. Eso sí, cierran por la tarde, no hay más remedio que visitarla por la mañana. Allí se encuentra la obra  "La decapitación de San Juan" de Caravaggio, quien estuvo en Malta a comienzos del siglo XVII.

En la Valetta también podemos visitar los jardines de Upper Barraca, donde podemos disfrutar de unas vistas espectaculares del puerto, el fuerte de San Angelo y las ciudades fortificadas de Senglea, Cospicua y Vittoriosa.

Podría decir que Malta es una ciudad de contrastes, o al menos la Valetta, que es la zona que nosotros visitamos. Pobreza y riqueza en la misma calle, niños en edad escolar en plena calle una mañana de viernes. Pero no la sentí peligrosa, sino humilde: la amabilidad de la gente era enorme. El centro puro era todo souvenirs, tiendas y restaurantes, mientras que un poco más alejados veías la realidad de la ciudad.

Malta es independiente desde 1964 (ni cien años), aunque los británicos (sus últimos colonos) tuvieron tomado el país hasta 1979. Ha sido una de los países que más ha sufrido por guerras, sobretodo por sus diferentes ocupadores: británicos, franceses, sicilianos...

Es un país diferente. A las afueras encontramos playas paradisíacas. La comida es muy buena, con influencias italiana y turca, sobretodo. En resumen, merece la pena visitar Malta.

Es posible que me deje cosas en el tintero, pero se acerca la hora del "todos a bordo" y hay que ir hacia el puerto de regreso a nuestro crucero por el Mediterráneo. Hoy no da tiempo para más. Una ducha y a asomarse a la cubierta para ver cómo nos alejamos de las murallas de Malta mientras hacemos tiempo para la hora de la cena.




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