Lo primero que hacemos es ir a la calle Damrak para coger el autobús. Allí está nuestro guía que no habla español. Algunas excursiones sí que hablan, informaros bien en la oficina de turismo de qué días y horas podéis hacer excursiones en español si el idioma es un problema. Al alejarnos del centro de la ciudad empezamos a ver campo, y no pararemos de ver campo y vacas durante todo el recorrido. Todo es muy verde, muy llano y apacible. Encontramos a gente paseando en bicicleta.
Volendam, al norte de Amsterdam, es el primer pueblo al que se va. Allí nos llevaron hasta un taller de zuecos artesanales en el que vimos una demostración y, obviamente, nos invitaron a visitar su tienda de zuecos. El pueblo en sí es bastante curioso, con sus casas de madera, sus jardines cuidados, casi sin tráfico, como si el tiempo se hubiese parado por allí. Hay bastantes tiendas de souvenirs, por lo que podréis compraros algún detallito para la nevera o unos zuecos (de madera o tela) para usar en casa. Por cierto, en Wikipedia tenéis unas fotos muy chulas de Volendam a principios de siglo. Aquí pongo un par de ellas.
En Volendam también hay un museo donde se puede conocer un poco más de la cultura local y hacerse fotos con los trajes típicos del lugar.
Desde Volendam cogemos un ferry que nos lleva hasta el puerto de Marken. Marken también era un pueblo de pescadores y ahora es un lugar turístico por excelencia.
Sus casas de madera y sus puentes crean un paisaje de lo más acogedor. Hay puestos de comida en las calles y restaurantes donde poder llenar el estómago. Las vistas desde el ferry son muy chulas.
La verdad es que Marken me gustó más que Volendam. Es más pueblito pequeño, con sus casitas mirando al mar que te dan la sensación de ser un escenario de película y no algo real. Te extraña ver que realmente son casas y no fachadas para crear ambiente. Se respira tranquilidad a pesar de que el puerto siempre está atestado de turistas como nosotros.
Lo mejor es pasear un poco, acercarse a la iglesia y perderse entre sus callejuelas. La gente es muy amigable y tratan muy bien a sus visitantes. Para ser un destino turístico no es demasiado caro.
Muy cerquita de Marken se encuentra el Museo de la Resistencia, donde se nos narra todo lo acontecido durante los cinco años de opresión nazi en los cuales Holanda estuvo ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.
Bueno, de vuelta al autobús para volver al centro de Amsterdam. A cenar en la calle Damrak y a volver al hotel. Mañana toca día de museos.